La actual generación de máquinas se ha caracterizado por la abundancia de contenidos digitales de todo tipo, con muchos de ellos acudiendo al reciclaje y a lo fácil para acabar granjeando una enorme mala fama a este tipo de añadidos. Un trabajo del equipo de Ken Levine y una prolongación para un Bioshock, sin embargo, son palabras mayores, y así lo ha demostrado el enorme seguimiento por parte de los lectores del que ha gozado en la revista este Panteón Marino que ha estado moviéndose desde su anuncio entre los productos más esperados de esta recta final de año. La idea de engordar la experiencia de Infinite parecía inapelable sobre el papel, y lo cierto es que los resultados rayan a gran altura.
Irrational Games no hace nada de relleno, y de hecho este primer episodio es cualquier cosa menos un trabajo perezoso. El retorno a Rapture para vivir una suerte de historia paralela en el pellejo de Booker no podía ser más sugerente, y si a esto le unimos que tanto él como Elizabeth parecen vivir en una realidad paralela ya tenemos un apasionante punto de partida para hacer las delicias de los mitómanos de la IP. ¿Por el camino? Una cantidad abrumadora de acción y unas tres horas de acribillar y destruir a los peores tarados de la utopía submarina de Andrew Ryan.
Regreso a Casa
En un comienzo puede dar la sensación de que la que asumimos va a ser una misión rutinaria, de la típica que se encarga a un detective privado que no pasa precisamente por su mejor momento, sin embargo poco a poco se va desentrelazando un argumento que se sigue con mucho interés y que tiene un final que nos llenará de desazón. Por el camino vamos a disfrutar de una Rapture que vive los últimos momentos antes del colapso cuyas consecuencias vivimos en primera persona en la entrega que abrió la franquicia, y podremos patear salones, pasillos e incluso su zona comercial para relacionarnos con los vendedores en un ingenioso punto de partida para el primer tercio del DLC.
La historia es fantástica, ofrece nuevas personalidades para gente que ya conocíamos y algunos giros de lo más apasionante.
Así pues Elizabeth estará a nuestro lado para hacer algo más sencilla la experiencia. Esto se traduce en que si estamos algo apurados de Eve (el combustible de los plásmidos), de munición o de salud ella nos los facilitará al vuelo durante los combates y sin más intercesión por nuestra parte que la de pulsar el botón adecuado. Hay tres niveles de dificultad de salida, y si bien los dos primeros admiten un nivel de desafío tolerable, lo cierto es que el último de ellos sí que hace fundamental el contar con cualquier tipo de ayuda posible. Además ella hace uso también de los mismos poderes con los que contaba en el original, lo que significa que en cualquier momento, aunque sólo en los escenarios que están planteados para ello, puede desagarrar el espacio-tiempo y permitirnos contar con torretas ametralladoras, samuráis o el memorable Patriota Motorizado.
La dirección artística vuelve a ser uno de los grandes puntales estéticos de Bioshock Infinite. Regresamos a Rapture, pero visitamos nuevas zonas.
En cuanto al aspecto audiovisual, el programa vuelve a atesorar enormes valores de producción. Por un lado la dirección artística está a la maravillosa altura que esperábamos de cualquier trabajo del equipo de diseñadores de Ken Levine, con una nueva revisión de Rapture en cuanto a zonas que todavía no habíamos visitado, y que presentan un aspecto extraordinario. El juego rinde muy bien, en términos similares al original, aunque en PC presenta un look netamente superior en todos los sentidos a lo que podemos ver tanto en PlayStation 3 como en Xbox 360. En lo tocante al audio, la música es sobresaliente, aunque en cuanto a su localización lamentablemente en esta ocasión no se ha tomado la decisión de traducir las voces, lo que significa que sólo disfrutaremos de lostextos en castellano y que el doblaje está disponible únicamente en una sobresaliente versión original.
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